Los Minoicos llevaban pendientes de oro mucho antes de nuestro tiempo. Esta civilización se estableció en la isla griega de Creta entre el 3000 y el 1200 a.C. En ese momento, la joyería era un símbolo del estatus de la clase más rica. Los pendientes de oro también aparecen en la Biblia. Mientras Moisés hablaba con Dios en el Monte Sinaí, su hermano Aaron pontífice pidió a los hijos de Israel para fundir los pendientes de sus esposas, hijos, e hijas en un becerro de oro. Entonces esa imagen fue adorada como el Dios que los había liberado de Egipto.

Hoy en día, los hombres y mujeres de todos los orígenes, edad, y clase social usan pendientes, con o sin diamantes. En algunas culturas, los pendientes todavía tienen un significado religioso. Los hombres musulmanes, por ejemplo, no pueden usar joyas de oro. Algunos eruditos judíos ven el oro como un símbolo de lujo, que conduce a la destrucción.