El 26 de junio de 2014, astrónomos estadounidenses descubrieron una enana blanca en el cielo. Se trata de una estrella muy oscura que emite temperaturas muy bajas. Pero la enana blanca descubierta no es una estrella enana normal ni mucho menos.

Esta estrella enana, tan grande como la Tierra, está cubierta de piedras preciosas, nada menos que de diamantes, y es la más oscura y fría jamás registrada.

Debido a las bajísimas temperaturas, el carbono presente en la enana blanca cristalizó, haciendo que se formara un enorme diamante del tamaño de la Tierra. El diamante surge de una superficie rica en carbono, siendo éste el elemento que cristalizará y dará lugar a la formación de diamantes.

Esta estrella enana blanca es esencialmente carbono cristalizado, al igual que los diamantes. Cuando una estrella agota sus reservas de combustible nuclear, se convierte en una enana blanca.

Aunque el hombre es ahora capaz de producir diamantes sintéticos utilizando diferentes técnicas químicas y físicas, un diamante natural sigue siendo un elemento raro y valioso.

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